Si durante la burbuja se impuso la compra rápida para reformar y revender, ahora lo que se busca es la rentabilidad estable. Solo que en una ciudad como Barcelona, con solo el 30% de parque de alquiler y con poca posibilidad de ganar obra nueva ni de crecer, la confuencia de factores deriva en un acelerón de precios de venta y alquiler y una situación peligrosa para una ciudad de moda, donde muchos vecinos pueden verse desplazados al área metropolitana.
Especialmente revelador es el reciente informe de Tecnocasa sobre el último semestre del 2016, donde los inversores ya realizan el 39% de las compras, especialmente en el caso de Ciutat Vella. El perfil de ese comprador es sobre todo el de un hombre (67,8%), de entre 25 y 44 años, español (60%) y que en el 82,1% de los casos paga al contado. Un retrato que refeja que hay un creciente número de inversores extranjeros que quieren tener propiedades en Barcelona, pero que también demuestra cómo cualquier barcelonés juega a ser inversor con un único propósito: alquilar al mayor precio posible.
El Periódico de Catalunya.- Los pisos en venta por menos de 200.000 euros se extinguen – 12/3/2017